M.A Karen Téllez Valle, mayo 2021
El crecimiento constante de
demandas en las necesidades de las sociedades a nivel mundial, así como los
hábitos de vida y su organización, han generado un desarrollo acelerado en la
industria, lo que se traduce en un incremento exponencial en el consumo de
energía, provocando alteraciones alarmantes
al planeta, desde aumento en las temperaturas, sequias, deshielos en los
polos, extinción de animales y fenómenos meteorológicos cada vez más radicales,
convirtiéndose en un riesgo para el ecosistema ya que gran parte de la emisión
de los gases que contribuyen al calentamiento global, como el CO2, proviene de
la generación de energía.
Dentro de la matriz energética,
los sectores más demandantes de energía son el residencial, transporte e
industrial (UPME, 2009), lo que genera
un problema a
nivel mundial y la necesidad urgente de realizar esfuerzos por
investigar sobre energías renovables o sustentables, es decir, aquellas que se
generan a partir de procesos naturales
que pueden ser
reintegrados en forma
continua. Dichos procesos
se refieren a la luz solar, el viento, el calor de la Tierra, las
mareas, los cuerpos de agua y las distintas
manifestaciones de la biomasa. Esta
energía puede considerarse hipotéticamente inagotable y de
constante renovación (Sorensen, 1991), de tal forma que permita mitigar los residuos
que el ser humano a dejado al abusar de los recursos de origen fósil.
Hoy en día, existe un interés general
por el cuidado del medio ambiente, la mitigación de los daños que ha generado
el hombre sobre él y el uso racional
de los recursos
naturales; así como estimular el
uso de las
energías renovables como medio para disminuir la dependencia hacia los combustibles
fósiles, disminuyendo los riegos adicionales, como la
progresiva contaminación y
el incremento de
gases de invernadero, que estos provocan (Tsai& Kuo, 2010).
Lo anterior ha generado un avance
significativo en el consumo de energía sustentable, por ejemplo, en el 2019 existió
un aumento en el consumo de energía a nivel mundial, sin embargo, las energías
sustentables en conjunto con el gas natural contribuyeron con tres cuartos de este
crecimiento, registrando un aumento récord en el consumo para cualquier fuente
de energía (Revisión Estadística de la Energía Mundial, 2020).
Países como China, Estados
Unidos y Japón fueron los que
contribuyeron mayormente con este crecimiento, poniendo el ejemplo del avance
que año con año estará sucediendo en materia de energía sustentable, creando
con esto no solo beneficios para el medio ambiente, sino, para la generación de
nuevos empleos enfocados a la investigación, creación y desarrollo, abriendo un
nuevo abanico de negocios e inversiones en este sector. El futuro de las
energías renovables está dado por la rentabilidad que está generando en el
mercado laboral, lo cual seguirá atrayendo capital de todo el mundo, ejemplo de
ello es el surgimiento de cooperativas energéticas en múltiples países.
En este sentido, Bloomberg New
Energy Finance 2020, menciona que para el año 2040 la mayor disminución en el
coste de la tecnología fotovoltaica la impulsará a un aumento $ 3.7 Trillones
de inversiones en el mundo dedicadas a la energía solar, tanto a gran escala
como a pequeña escala y cerca de $ 2,2 Trillones acabarán en las azoteas u
otros sistemas fotovoltaicos que conducirán
a los consumidores y las empresas la capacidad de generar su propia
electricidad, almacenándola con baterías pudiendo llegar la energía a donde
nunca llegó.
De 2014 a la fecha la inversión en energía
renovable ha aumentado de $ 43 Billones
a $ 270 Billones, un patrón que se espera que continúe hasta 2040, se espera
que en los próximos 25 años el mundo invierta muchos millones en la capacidad
de generación de energía, dos terceras partes se destinará a las energías
renovables como la eólica y solar gracias a que los costos disminuirán
considerablemente.
El auge en el crecimiento continuo
de la inversión en energía renovable está generando un despliegue sin precedentes de puestos de
trabajo en el sector. Este crecimiento del empleo está ayudando a los gobiernos
a abordar un problema económico fundamental que azota a los países
desarrollados y en desarrollo por igual, según la Agencia Internacional de
Energías Renovables (IRENA) en el 2020 por cada millón de dólares que se invirtieron
en proyectos de energías renovables se generaron 7.5 empleos de tiempo
completo, casi tres veces más que los 2.6 que se generan en proyectos de
energías fósiles, en total las sustentables emplean a once punto cinco millones de personas en todo
el mundo, México ocupa el séptimo lugar en generación de empleos en materia
eólica a nivel mundial, con casi 12,000 empleos, además de tener la instalación
solar más grande de América Latina superando a Chile y Brasil. En el futuro la
producción de energías renovables en el mundo les permitirá a todos los países
generar su propia energía para no depender de otros gobiernos.
La generación de empleos en el
sector está provocando políticas integrales, lideradas por medidas de educación
y capacitación, intervenciones en el mercado laboral y políticas industriales
que apoyan el apalancamiento de las capacidades locales, esenciales para
sostener la expansión del empleo en energías renovables, creando iniciativas alentadoras
para apoyar la educación y la formación de los trabajadores. Dichos esfuerzos
giran en torno a la formación profesional, la elaboración de planes de estudio,
la formación de profesores, el uso de la tecnología de la información y las
comunicaciones, la promoción de asociaciones público-privadas innovadoras y la
contratación de grupos subrepresentados como las mujeres.
Precisamente el interés en la
educación energética sustentable, permite generar planes de estudio enfocados a
este nuevo mundo, donde es necesario que los profesionistas a cargo de la
investigación y creación tengan los conocimientos idóneos que garanticen la
optimización y obtención de recursos para la creación de energías sustentables puras, convirtiendo
la inversión en estos estudios en un plan con grandes miras sumamente rentable,
que forme habilidades aplicables a la vida laboral de cara al futuro.
La educación profesionalizante enfocada a la energía sustentable, debe garantizar no solo la identificación de fuentes renovables y la obtención de ellas, sino, también debe preparar para crear inversiones inteligentes que permitan su rentabilidad asegurando su desarrollo constante, creando una mayor concientización en los seres humanos sobre el beneficio de estas en comparación con las no renovables, de esta forma el autoconsumo y la educación se perfilan como una pieza clave en el devenir energético contribuyendo a la restauración del medio ambiente.
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