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Formación Continua de TN University: Generadora de Oportunidades Laborales

31 de Agosto 2021 Noticias



Mtra. Lucía Mercedes Rosas Coronado, mayo 2021

Alrededor del mundo los países registran esfuerzos por atender el componente del desarrollo profesional, ya que los avances en distintas áreas laborales y sus continuas necesidades provocan que todo individuo económicamente activo este en constante preparación y competencia profesional.

Según Infante y Breijo (2017) en la historia de las civilizaciones antiguas la capacitación tiene sus orígenes en los principios de la Edad de Piedra, con el manejo y acumulación de conocimientos, donde el hombre fue capaz de inventar sus armas, instrumentos de trabajo, vivienda, ropa y lenguaje, quedando en evidencia la necesidad de tener entrenamiento para desarrollar cada necesidad que surgía. Convirtiendo este tipo de adiestramiento en un factor determinante para el desarrollo de la civilización, en la trasmisión de conocimientos y habilidades, que servía para poder enfrentar las circunstancias  en las cuales se desarrollaban.

Con el paso del tiempo la capacitación y formación de las personas en áreas específicas se fue vinculando con mayor fuerza al desarrollo de las comunidades, el cual involucraba la participación de todos bajo una división del trabajo específica (según edad y sexo) que trajo consigo el auge de diversos lugares.

Ya en el siglo XX la capacitación se determinó por la demanda de sistemas rápidos de entrenamiento en relación con marcos teóricos como el Conductismo, establecido en trabajos de Skinner referentes a la conducta; así como el Diseño de Instrucción Sistemático (DIS) de Brunner, Berger, Kam, Dick, Carey entre otros. Donde el sistema de auto instrucción fue un intento de integrar todos los componentes del proceso de instrucción en beneficio de un organismo (Mitnik y Coria, 2012).

Durante la Segunda Guerra Mundial, surgen los métodos sistemáticos y masivos de capacitación asociados a la defensa, los cuales incluían puestos como el de diseñador de instrucción, que aportaba la estrategia formativa a los especialistas en un área del conocimiento o de la tecnología. Sin embargo, durante el período de posguerra, aparece la capacitación individualizada la cual se propaga a partir de la incorporación de la computadora, misma que ha sido hasta nuestros días una innovación tecnológica primordial.

En los años sesenta, a consecuencia del desarrollo de la ciencia y la tecnología, así como aquellos cambios vinculados al nuevo orden económico y social, se comienzan a implantar sistemas de aprendizajes ligados a trabajos industriales, detonando consigo la creación de las llamadas Instituciones de Formación Profesional de Obreros y Técnicos,  que trajeron a consecuencia la especialización y diversificación de la dirección pedagógica en el financiamiento de este tipo de escuelas.

De esta manera el concepto de capacitación y/o formación continua toma sentido dentro de la sociedad moderna, al internalizarse la necesidad de generar acciones formativas hacia los trabajadores, dirigidas a la mejora de competencias y cualificación de los empleados, que permitieran compatibilizar la mayor competitividad de las empresas con la formación individual del trabajador.

Ante esto la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2021) menciona que en la actualidad “es necesario aumentar las inversiones en educación y capacitación, en especial en los países en desarrollo. Estas inversiones de las empresas deben de estar estrechamente vinculadas a estrategias y programas de crecimiento de la economía y empleos. Es una responsabilidad que debería ser compartida entre los gobiernos, las empresas, interlocutores sociales e individuos (…) Ya que una capacitación adecuada y continua, forma trabajadores más capaces en sus puestos de trabajo y reduce de manera considerable el costo y el tiempo en corregir errores laborales”.

Bajo la misma lente un estudio realizado por el Centro Nacional para la Educación sobre la calidad de la Fuerza de Trabajo (EQW, 2015), reveló que el incremento del 10% en la capacitación de los colaboradores dentro de algunas  empresas  trajo consigo un aumento del  8.6% en la productividad. Por otro lado, de acuerdo con HR Magazine (2019) las empresas que invierten $1500 por colaborador al año en capacitación obtienen un 24% más de ganancias frente aquellas que invierten menos. Además, lo anterior trae consigo el aumento de la productividad diaria; una mejora en la atención de clientes; perfeccionamiento en el desempeño financiero; maximización en los niveles de bienestar; facilidad en la creación de excelentes equipos; beneficia la comunicación interna; permite el surgimiento de nuevos líderes y aumenta la competitividad organizacional, entre otros.

Lo anterior detona que son los gobiernos, los empleadores y los trabajadores, los que deben de renovar su compromiso con el aprendizaje permanente, los primeros invirtiendo y creando las condiciones necesarias para reforzar la educación y la formación en todos los niveles; el segundo proporcionando formación a sus trabajadores, y el tercero aprovechando las oportunidades de educación, formación y aprendizaje permanente que les permite ser competitivos, creando valor para su empresa, dentro de un mundo laboral cada vez más demandante de habilidades específicas para cada área de desempeño de trabajo.

Ante esto las Universidades y centros de capacitación fungen como casas de estudio en distintos niveles, vinculados a la profesionalización de los individuos. Estos generan de manera continua una serie de programas, cursos, diplomado, entre otros, que abarcan temas específicos de interés para las empresas, entre ellos se encuentran aquellos relacionados al campo del conocimiento económico-administrativo u otros que tocan las fibras más sensibles como lo son la equidad de género, inteligencia emocional, empoderamiento de la mujer en el mundo empresarial, entre otros; los cuales son impartidos a través de modalidades tradicionales u otras de corte más flexible que permiten que cada alumno se forme desde el lugar en el que se encuentre, gestionando su propio tiempo.

La educación continua y/o aprendizaje permanente es entonces un compromiso que debe de ser asumido con responsabilidad, por parte de quien imparte este tipo de programas de capacitación y quienes los reciben, ya que se deberá tomar en cuenta el grado de especialización de esos lugares para valorar la relevancia que tendrá para el trabajador dicha capacitación. De ahí la importancia de que los países junto con las empresas creen esquemas que faciliten la transición escuela-empleo de los jóvenes de manera inicial, para de manera consecutiva integrar la educación con el aprendizaje en el lugar de trabajo, respondiendo así a los requerimientos en materia de capacidades técnicas.

 TN University líder en desarrollo de ejecutivos de alto rendimiento.


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